Un día se presentó una alumna, Joanna, en el laboratorio con un bote lleno de un polvo negro, preguntando si valdría para hacer vidriados. Me dijo que eran cenizas de la erupción de La Palma. Aquello tenía muy buena pinta. Las cenizas de La Palma seguramente tienen una composición parecida al basalto, que es el mineral que forma mayoritariamente la capa que hay bajo la corteza terrestre. Se sabe que el basalto es una buena materia prima para vidriados, pero el problema es que es una roca masiva y para hacer vidriados habría que triturarla hasta convertirla en polvo fino, lo cual requiere un trabajo considerable. Así que encontrar esas cenizas supone un punto de partida perfecto para una investigación sobre vidriados.
Lo primero que hicimos fue colocar un poco de cenizas sobre una plancha de pasta refractaria y meterlo en el horno a 1250ºC, a ver con qué nos encontramos...
En la imagen vemos que las cenizas por si solas forman un vidriado, ya que tienen mayoritariamente sílice, con un buen porcentaje de alúmina, y algunos fundentes y colorantes añadidos. Como el basalto.
Después de eso, comenzamos a hacer mezclas sencillas entre materias primas:
Parece que hay cierta polémica por sacar cenizas de La Palma. Es un tema que viene de antiguo, no solo en La Palma, también hay turistas que suben al Teide y se llenan los bolsillos con la escoria volcánica de la zona. En este caso, las cenizas provienen de una iniciativa de un grupo de gente de La Palma que, para ayudar a sus vecinos, limpia de cenizas las casas y terrazas y comercializan lo que sacan, sin ánimo de lucro, sino con beneficio al cabildo.
Como una imagen vale más que mil palabras, ahí van otros resultados en imágenes.
